La industria alimentaria debe incluir la gestión de alérgenos entre las medidas generales para garantizar la seguridad de los alimentos, referidas a alergias e intolerancias alimentarias por la sensibilidad particular de los consumidores que las padecen. Para ello, deberán tener implantado un sistema de control de alérgenos que incluya desde las materias primas y suministros hasta la propia fabricación, sea en instalaciones propias o de terceros.